Flamante Licenciada en Ciencias Políticas y Administración Pública, Vanesa Elizabeth Cáceres Martínez se recibió en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, superando los obstáculos que le impone su discapacidad motriz. Sin embargo, su tenacidad, convicción y fuerza de voluntad la condujeron a lograr el objetivo máximo de alcanzar el título.
Oriunda de Godoy Cruz, la politóloga padece una discapacidad espondiloepifisiaria (trastorno de los huesos en crecimiento), que no le permite desplazarse cómodamente.
Si se le pregunta por qué eligió esta su carrera, ella cuenta que “leí el programa con las materias y observé que era bastante amplio e incluía otras disciplinas, por ejemplo muchas de Derecho y eso me gustó. Estoy fascinada con la Administración Pública”.
En cuanto a las dificultades que padeció al momento de llegar hasta la facultad, asegura que gracias a su voluntad y el apoyo familiar, pudo superar la mayoría de las dificultades que le fueron surgiendo en el camino.
“Muchas veces pensé en abandonar todo. Después recapacitaba y volvía. O si aprobaba una materia entonces me daba el empujón que necesitaba para seguir. No hubiese llegado a la universidad sin el apoyo de mis padres. Me acompañaron todos los días y me esperaban a que saliera de cursar”, recuerda emocionada.
Su infancia y el amor de la familia
Vanesa recuerda su niñez y el recorrido escolar: “Cuando era niña, los médicos no sabían cómo tratarme. Me vivía cayendo y me fracturaba. Por suerte, en la primaria tuve compañeros y amigos que me acompañaban muchísimo. Yo no me daba cuenta de mi discapacidad porque nunca me lo hicieron sentir, era una más”.
“La mayoría de los momentos que recuerdo son felices, con amigos que estuvieron para divertirme pero también acompañarme. Otros no tan gratos, ya que me perdí mucho tiempo de mi infancia por lesionarme sistemáticamente. Pero son más las circunstancias felices, porque tengo una familia que siempre hizo lo posible para ayudarme en todo lo que necesité", recuerda Vanesa.
Sus primeros pasos
De sus comienzos como estudiante universitaria resalta la compleja tarea que le significaba solicitar ayuda cuando la necesitaba. Su extrema timidez le difultaba poder comunicarse con su entorno de una manera más fluida. Con el tiempo lo pudo superar y así llegar a relacionarse normalmente con sus compañeros y compañeras.
“Recuerdo tener que ir a consulta y esperar a que alguien me ayude a tocar los botones del ascensor. O, por ejemplo, quería ir al buffet entonces tenía que pedirle a cualquiera que pasara por donde yo estaba. Me costó bastante, pero entendí que si no hablaba nadie me llevaría el apunte. Tuve que dejar la vergüenza por una cuestión de extrema importancia”, reconoce hoy.
“La logística fue lo que más me costó, porque al principio mi hermana me acompañaba a cursar y luego me iba a buscar. Durante algunos años, fue el turno de mi mamá y, por último, de mi papá. Es decir que debí movilizar a toda la familia en sus horarios y actividades, pero con esfuerzo siento que nos recibimos todos”.
El recuerdo académico y su futuro laboral
Una vez recibida, la joven politóloga analiza su recorrido en la FCPyS: “Mi paso por la UNCuyo fue muy gratificante, ya que conocí amigos y me hizo crecer como persona y ser más caradura en el buen sentido de la palabra".
"Han hecho mucho desde que ingresé, pero sigo creyendo que falta aún más estructura edilicia y ambiental para que sea inclusiva. Y en la sociedad, deseo que no nos condicionen por ser personas con discapacidad”.
En 2016, a través del Programa Todos incluidos de la FCPyS, la entonces estudiante realizó una pasantía laboral en la Secretaria de Relaciones Estudiantiles: “Me gustó mucho la experiencia, fue mi primer trabajo y por ende todo era nuevo para mí. Me sentí muy cómoda apenas comencé".
“Con respecto a la relación con los estudiantes, todavía no me recibía así que para mí era de igual a igual con los chicos. Eso también me ayudó muchísimo a soltarme con las personas. También Teresa Pavone me ayudó bastante, porque me daba mucha libertad en el momento de realizar mis labores”, repasa.
En cuanto a su futuro profesional, Vanesa cuenta que todavía no está trabajando en lo suyo, aunque mantiene expectativas positivas en encontrar un empleo estable y accesible para desempeñar sus funciones de la manera más independiente posible.
Una merecida distinción
En 2019, Vanesa fue reconocida por los premios “María Elisa Norton Farmache”, junto a otros cinco estudiantes de nuestra institución: “Si bien me parece que como cualquier estudiante cada uno tiene sus inconvenientes con los cuales lidiar, creo que las personas con discapacidad hacemos un esfuerzo extra para poder terminar los estudios".
“Esto no significa que nos regalen nada, pero es bueno y es lindo que se valore el esfuerzo. Nos citaron en el Rectorado y dieron una introducción sobre la delicada vida de María Elisa, junto a la presencia de su madre”.
María Elisa fue una alumna de la Facultad de Ciencias Medicas que padecía cáncer y realizaba sus estudios en la medida que los tratamientos se lo permitían. Falleció el 14 de junio de 2011.
En agosto de 2013, el Consejo Superior distinguió a María Elisa Norton Farmache e instituyó un premio en su nombre, por sus méritos académicos y su excepcional esfuerzo y voluntad.