En la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales convergen múltiples y diversas afiliaciones y opciones políticas, con el compromiso de contribuir a un proyecto universitario que consolide lo mejor del legado históricamente construido y proyecte con audacia y creatividad los desafíos que los tiempos demandan a las Ciencias Sociales, a nuestra Universidad Nacional de Cuyo y a la comunidad mendocina.
Hay pilares fundamentales desde donde construir la facultad que soñamos: la capacidad de escucha, el diálogo franco y constructivo, la producción colaborativa y el compromiso con la educación pública y gratuita. Es esta diversidad la que nos enriquece como casa de estudios y nos permite diseñar estrategias que busquen articular distintas miradas para encausar objetivos comunes.
Quienes participan de esta facultad traen una trayectoria valiosa y consistente: ya sea intelectual, política y/o pedagógica. Pertenecemos a una tradición que ha pensado la Universidad como un bien público y patrimonio ciudadano y que, por ello, debe poner a disposición de la sociedad lo que en ella se piensa, de produce, se crea.
La actual conducción (2022 - 2026) asume sus responsabilidades, aceptando el desafío de integrar con amplitud, a fin de responder a las necesidades sociales y pedagógicas del estudiantado -ya sea en el ingreso, permanencia y egreso-, apostar a la integralidad del sistema universitario pensando en la oferta de posgrado en articulación con el grado, las necesidades de formación de egresadas/os, las demandas sociales, el campo científico y la formación docente continua; afianzando la territorialización de nuestras carreras y las estrategias de vinculación científica y tecnológica.
Consideramos que el Estado Nacional debe garantizar, en carácter de único responsable, el presupuesto para el pleno funcionamiento del sistema universitario. Asimismo, creemos que los/as funcionarios/as públicos debemos administrar esos recursos, en tanto responsables del patrimonio público, en el pleno cumplimiento de los principios de la autonomía y la autarquía universitaria, con eficacia, transparencia y metodologías que aseguren la participación de los distintos claustros en la toma de decisiones.
Desde estos sentidos y perspectivas, es ineludible destacar además que en los últimos años las transformaciones políticas producidas por los feminismos modificaron nuestra visión como facultad y de la gestión universitaria. Este proceso permitió instalar, no sin una ardua lucha, la paridad en los cargos de gobierno que, en el caso de nuestra Facultad, alcanza a comisiones, paneles de exposición, tribunales de concursos, entre otros, como parte de la gestión cotidiana. Es nuestra responsabilidad profundizar estos avances en una facultad crítica, transformadora, laica, de calidad académica, popular, feminista, inclusiva y diversa, desde el compromiso permanente con la promoción y la defensa de los Derechos Humanos.