Según sus palabras dos carreras han regido su vida, la política y la psicología ya estaban en su árbol genealógico. La que habla es María Eugenia González, egresada en Ciencia Política y Administración Pública de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS). “Vengo de una familia muy involucrada políticamente y mi mamá fue estudiante de psicología hasta que las circunstancias de la vida la llevaron a irse a trabajar a Buenos Aires con una diputada nacional en la época del regreso de Perón”, arranca.
Al momento de elegir qué estudiar, Argentina estaba en una época de crisis, pero ella sentía que debía apropiarse y buscar alternativas: “Me inscribí en la carrera en el 2001, en un contexto de ultra crisis política en el país. Entonces eso fue como un llamador para inscribirme, todo lo contrario a lo que estaba sucediendo, porque era una época del 'que se vayan todos'. Un poco sentí, que mi vocación iba por el lado contrario. A mí me gustaban las ciencias sociales en general y dentro de la facu. Además, yo quería ir a la universidad pública”.
La vida en un día
Actualmente está viviendo en Salta y su trabajo transcurre en la pequeña oficina que improvisó en su casa y en la universidad en la que da clases. Su computadora es su contacto con todas las personas, sus informantes clave de distintos proyectos, sus reuniones con equipos de investigación. Parte del día también estudia la licenciatura en psicología. “Manejás tus propios tiempos, pero son tiempos intensos”, aclara.
En esas actividades de investigación hay más profesionales en otras áreas, antropología, arqueología, historia, teatro, letras, psicología, ciencias sociales en general. Su trabajo de investigación consiste en hacer entrevistas, buscar archivos, ir a la biblioteca a revisar libros, enviar cuestionarios por mail y trabajo de campo. “El resto del tiempo es estar en casa, procesando esa información, tomando nota sobre todo lo que vas encontrando, buscando textos que se refieran a ciertos conceptos en los que hay que profundizar, escribiendo artículos o informes que den cuenta de todo ese trabajo, digamos, producción original. Otra parte del día es salir para dar clases en las universidades, además de la modalidad virtual”.
Diez años fuera de Mendoza
González estuvo viviendo en Buenos Aires, Brasil, y hoy está radicada en Salta. Realizó su maestría, doctorado y dio clases en otras universidades del mundo. “Se me abrió una puerta diferente que fue surgiendo en el camino. En el medio vivía en un montón de lugares, porque cuando empecé en Conicet me tuve que ir a vivir a Buenos Aires. Allí estaba toda la oferta de seminarios sobre psicoanálisis, con problematizar esta disciplina en el país desde el campo social. Entonces me fui, empecé a cursar y terminé doctorando en Córdoba. Podía cursar en diferentes universidades y acreditar en Córdoba; en el medio me dieron una beca para hacer una estancia doctoral de unos meses que terminaron siendo tres años en Río Janeiro. Volví solamente cuando me ofrecieron ser docente en la Universidad Católica de Salta", repasa María Eugenia.
La situación hegemónica del psicoanálisis
En el Conicet comenzó investigando un tema que hasta hoy continúa: “La política curricular en psicología, historia de la psicología, historia del psicoanálisis, la política de los psicólogos, la política de los psicoanalistas en espacios institucionales, cómo lo son las universidades. ¿Cómo es que los psicólogos/as han podido insertarse en distintas universidades? ¿Cómo ha sido su política para poder difundir diferentes ideas y no otras?,¿Cómo es que hay una política de los psicólogos en las distintas universidades del país? Porque la política no es solamente el ámbito de lo público y el partidario, sino que también se da en otros espacios”.
Es decir, cómo se forman ya que esto tiene un impacto directo en la forma en que van a tratar a sus pacientes el día de mañana. “Eso es fruto de una construcción histórica, social y política en las cuales han habido distintos actores ya sea dentro de las universidades, ejerciendo en mayor o menor medida distintos tipos de poder. Esto ha contribuido a que se enseñen más ciertas líneas teóricas que otras, como sucede en cualquier carrera. El tema es que eso tiene una repercusión social, porque los psicólogos/as cuando egresan se ocupan de la salud mental de la población”, explica.
¿Cómo fue insertarse en la investigación?
Siempre sintió un impulso de salir y conocer. El inicio en investigación se dio mientras era estudiante, en el Centro de Estudios sobre Innovación Institucional para la Gobernabilidad Democrática: “Participé de un montón de proyectos, como asistente, como encuestadora, diferentes roles. Aprendí a manipular los primeros programas de procesamiento de datos informáticos, entonces ya venía como curtida con una sensación de ya puedo hacerlo”.
Sin embargo, nada fue fácil. “Cuando una empieza a investigar no hay otra forma de aprender que no sea investigando. Sobre el camino fueron difíciles muchas cosas, no solamente vinculadas al oficio de investigación, sino de pasar a vivir en una ciudad como Buenos Aires, y ser siempre la que en el equipo de investigación sos la del interior, sos la provinciana, sos la que sabe menos. Entonces hay muchas cosas en las que una se tiene que ir acostumbrando, después una ya tiene más libertad para elegir dónde quiere estar, en qué equipo de investigación quiere quedarse y dónde quiere vivir. Son todas decisiones que una va tomando en el camino. La docencia es parte de eso, es la contraparte en la puedo transferir y enseñar todo lo aprendido", relata González.
Acerca del rol de una politóloga
“A mí me parecía como un lugar de posibilidades infinitas, si bien habían ciertos lugares en los cuales era más probable continuar trabajando. Es cuestión de que lo busques y lo construyas vos básicamente. Creo que tenemos una vocación de trabajo público para la sociedad muy importante, la sociedad es todo. Entonces me parece buenísimo poder desplegar toda tu creatividad, ver qué querés hacer con todos los recursos”, concluye María Eugenia.