A los 75 años, el reconocido escritor, humorista y comunicador, Jorge Sosa, murió este miércoles tras descompensarse en pleno centro de Capital. De esta manera, la provincia perdió a uno de sus referentes culturales más importantes.
Sosa cayó desvanecido en la esquina de Mitre y Colón. Le practicaron RCP en el lugar y fue llevado de urgencia al centro asistencial capitalino, donde finalmente falleció.
Apenas conocida la noticia, el gobernador Rodolfo Suarez comunicó en su cuenta de Twitter que dispuso 24 horas de duelo provincial en memoria del querido escritor.
Mendocino por adopción
Jorge Sosa nació en Zavalla, provincia de Santa Fe, pero decidido a estudiar Ingeniería en Petróleo se radicó en Mendoza en 1966 y desde entonces se sintió -y se jactó de ser- un mendocino más. De hecho es el autor de ese "himno" provincial que es la bella Tonada de otoño, compuesta junto al músico Damián Sánchez.
En el ámbito de la comunicación dejó su huella en varios medios, entre ellos, Elevediez, Nihuil y Jornada, con recordados programas como "Los habitantes de la noche", "Jornada", "Fiesta", "Sol arriba", "Matinal", "Pulso urbano" y "Para vivir", donde creó los popularísimos radioteatros y sketches "La Lechiguana", "Don Rosa y Don Ponciano", "El informe científico", "Los estudiantes"; "El vago y la vieja", entre tantos otros.
También escribió columnas de humor en los diarios El Sol y Los Andes, además de lucirse con sus monólogos en la pantalla de Canal 9 Televida. Últimamente trabajaba en Diario Jornada.
También se desempeñó durante varios años como docente en la cátedra Taller de radio en la carrera de Comunicación Social de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales en la Universidad Nacional de Cuyo. En esta unidad académica dejó su impronta en varias generaciones de comunicadores que, tras enterarse de su muerte, manifestaron su tristeza en las redes sociales y recordaron cuánto influyó el querido Jorge en el rumbo que tomaron sus carreras profesionales.
Además de su rol como docente, Sosa también aportaba su sello único en los actos de colación, donde hacía sus famosos monólogos y cerraba leyendo poemas dedicados a las distintas promociones. De ahí que sean tantos los estudiantes que tuvieron el privilegio de compartir con él esa instancia final en su formación universitaria.