Oriunda de Tupungato, Consuelo Herrera (29) describe su ejemplar lucha de vida y los conflictos que debió superar para llegar a cumplir uno de sus anhelos personales: recibirse de Licenciada en Trabajo Social.
Actualmente cursa el 4º año de la carrera en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, es militante activa por los Derechos e Identidad de género y persigue el ansiado objetivo de seguir profundizando sus estudios y obtener un empleo formal.
La decisión más importante
Consuelo cuenta que cuando iba al jardín de infantes comenzó a notar actitudes que no “encajaban” con su identidad. Aunque no le importó lo que el resto pensara, decidió dejarse llevar por lo que sentía en su corazón.
Acerca de que aquellos primeros y duros años, sus recuerdos son elocuentes: "En la primaria empecé a notar lo que se siente ser diferente, porque los niños te lo hacen notar, y los docentes también. La secundaria, desde 2005 hasta 2008, fue espantosa. Fue el escenario más violento de mi vida. No sé si en la Escuela Sarmiento (de Tupungato) habrá otra Consuelo que la esté pasando tan mal, como yo en ese momento".
“A los 16 años decidí ser travesti y venirme a Mendoza. No me quedó otra posibilidad que venir a ejercer el trabajo sexual. No había otras alternativas en ese momento para subsistir (desde 2008 hasta 2012). Luego, en 2013, terminé la secundaria”, rememora.
Tres años más tarde inició su vida universitaria. Deduce ahora que la elección de su carrera se debió exclusivamente a las herramientas que facilita el trabajo social para abordar la problemática trans, desde una perspectiva profesional y con otro tipo de posibilidades y oportunidades.
En cuanto a los momentos más importantes de su vida, Consuelo hace memoria: “Fueron varios, uno de ellos fue el primer día que pude ser yo. Lástima que ese día fue para salir a ejercer el trabajo sexual a los 16 años. Ese momento está siempre presente, relacionando mi condición con el ejercicio de la sexualidad. Otro, cuando terminé la secundaria y comencé a estudiar en la universidad”.
“Nosotras somos fuertes, me considero una sobreviviente. Había naturalizado mi ejercicio y no me cuestionaba nada. Luego de varios años, me replanteé varias cosas. Hoy puedo decirte que la prostitución no es un trabajo y es un ambiente lleno de violencia. Soy sumamente abolicionista”.
Del estudio a las propuestas
En sus inicios como estudiante universitaria la tupungatina recuerda que no fue un conflicto relacionarse con sus compañeros de curso y gracias a ellos logró armar amistades rápidamente. Aunque en el camino se cruzó a compañeros y compañeras con una amplia cultura religiosa y eso fue un impedimento, reconoce, para establecer algún vinculo con ellos y ellas.
“Hay una representación social hacia el colectivo muy tremendo. No sé hasta cuándo podrán sostener esa postura. De todos modos, no sentí rechazo ni discriminación por parte de ellos, pero tampoco un acercamiento”, reconoce hoy.
Por otra parte, analiza el manejo institucional desde una perspectiva de género y hace un especial llamado de atención: “Falta capacitación a los docentes. Me pasó varias veces que me trataron de masculino. En varias oportunidades traté de advertirles que deben respetar la Ley de Identidad de Género".
Para Consuelo, “deben reforzar el sistema de denuncias de estudiantes a docentes en primera instancia y es fundamental abordar la temática transgénero en las cátedras de todas las carreras de la universidad, porque no se habla de esto. Además, capacitaciones hacia los docentes para que puedan manejar la temática de perspectiva de género, diversidades y la Educación Sexual Integral”.
La futura licenciada cuestiona que aún existen docentes que utilizan el término "travestismo" para hablar cuestiones institucionales y manifiesta su disconformidad porque "estos conceptos se alejan de su realidad y se utilizan de manera peyorativa".
La sociedad y el cupo laboral trans
Consuelo piensa que ciertos sectores de la sociedad se están volviendo un poco más tolerantes y no están poniendo resistencia a conocer temas de género y diversidad. A diferencia de otros espacios que "han reforzado ese fundamentalismo religioso, moralista y conservador que se disfraza de libertad de expresión”.
“Y cuando te das cuenta, manejan un discurso muy violento, cristiano, católico. Gracias a la lucha colectiva nos encontramos con gran parte del feminismo bancándonos. El colectivo LGTBIQ ha podido formarse como un movimiento social”.
Acerca del cupo laboral trans recientemente decretado opina que le parece fantástico porque logrará cambiar la situación de muchas y muchos integrantes del colectivo: “Aunque no debemos conformarnos con esto y darle un marco jurídico. Con mi agrupación estamos haciendo campaña para que el cupo laboral sea ley. En el ahora, me siento feliz, ya preparé mi CV”.
Familia, proyectos y un particular mensaje
Consuelo dice que tiene una buena relación con su familia y amigos/as. Además confiesa tener una muy buena química con Morena, su hermana travesti, mayor que ella.
Insiste en subrayar que su ingreso y permanencia en la facultad le cambió muchísimo la vida, sobre todo en la manera de pensar, sus responsabilidades, la relación social y hasta su cotidianidad. Pudo reforzar sus convicciones e identidad con mucha más firmeza.
Como síntesis, la joven militante deja un mensaje y un voto de confianza para todos: “Les diría a mis compañeras que quieran estudiar que la FCPyS es la institución más accesible de todas y una de las mejores. Te encontrás con gente que te hace la vida más fácil y gente que no. Que ingresen a estudiar, la pasen bien y terminen sus carreras. A los estudiantes les diría que nosotras no somos monstruos, somos personas”.