Un aula llena. Gente preparada con sus mates, expectante ante lo que va a venir. Así estaba el aula 4 de la Facultad de Ciencias Políticas previo a la exposición del profesor Rosario Galo Moya, encargado tanto del seminario como de la conferencia sobre masculinidades. Dichas actividades cuentan con la organización en conjunto del Área de Derechos Humanos, el Centro de Estudios de Teoría Crítica y Prácticas Emergentes de la FCPyS, las Consejerías de Género de la Secretaría de Bienestar Universitario y el IDEGEM – Instituto de Estudios de Género y Mujeres de la Secretaría de Desarrollo Institucional y Territorial.
La conferencia ahondó en diversos temas, siempre relacionados con la masculinidad. El investigador Rosario Galo Moya basó su explicación en dos pilares histórico-sociales: por un lado clasismo, racismo y sexismo; y por el otro, asignación, identidad y rol. Dichas relaciones se encuentran íntimamente relacionadas y conforman la masculinidad.
“Por asignación entendemos la diferencia de órganos sexuales con los que nacemos. La identidad – de varón/mujer – tendrá un papel determinado socialmente, es decir, su rol social.”, expresó. En cuanto al primer pilar, el clasismo refiere a la clase social; el racismo, los diferentes colores de piel; y el sexismo son los roles sexuales que deben tener. Ambas columnas hacen notar los tipos de discriminación que existen y de los que se vale en muchas ocasiones la masculinidad.
Para entender la masculinidad fue necesario viajar en el tiempo, el investigador sostiene que la dominación de los hombres por sobre las mujeres comienza con la propiedad privada; el siglo XIX es el causante de lo que hoy entendemos por el rol social del hombre. Dada la consolidación del capitalismo como modo económico-social de producción, se crea la necesidad de la mano de obra. Esto origina la familia, donde cada persona que la conforma tiene un determinado rol social. El objetivo de la familia es la reproducción, base indispensable para el avance del capitalismo. “La masculinidad es una creación de la modernidad” explicitó, donde la sexualidad cumple la función de “ordenadora de los roles sociales.”
Machismo y violencia
“El machismo no es una exacerbación. No es individual. Es una herramienta que tiene la masculinidad para controlar socialmente” expuso el profesor en cuanto a un tema de gran relevancia en estos tiempos. Además agregó que existe una “masculinidad hegemónica”, que presenta características tales como: europea, de clase media-alta, heterosexual y propietaria. La misma apunta a una estructura monolítica que brinda una determinada forma de actuar y un punto de vista determinado.
En cuanto a la violencia, Rosario Galo Moya afirma que, a su criterio, existen tres formas de violencia: contra la mujer, desde la construcción de los roles sociales, como la violencia física, económica, psicológica, verbal y la violencia del cuidado, citando frases como “Sos mi responsabilidad. No es necesario que trabajes, para eso estoy yo.” El segundo tipo de violencia es contra los otros; que va desde las peleas callejeras hasta las guerras. Finalmente, la violencia contra uno mismo, la cual se ejerce de manera constante; ejemplo de ello puede ser la alta velocidad, los actos suicidas, las drogas y el alcohol.
Otra forma de violencia es ejercida mediante el lenguaje – sistema de comunicación mediante el cual hablamos y escribimos – que nos permite comunicarnos con nuestros pares. En este sentido, el investigador afirmó que “una de las cuestiones más violentas que tenemos es el lenguaje”, siendo una comodidad por parte de los hombres, ya que existe una total masculinización del género. El lenguaje produce daños, tanto simbólico como político, siendo una estructura fuerte que nos permite armar y exponer nuestro pensamiento.
Sobre el expositor
Rosario Galo Moya es investigador independiente en cuestiones de Disidencia sexual y Masculinidades y miembro de la Sociedad de Estudios Culturales de Nuestra América (SECNA) de México. Ha publicado artículos y ensayos sobre estos temas en libros colectivos y revistas especializadas. También es estudioso de la Estética contemporánea y su relación con la Filosofía latinoamericana y los movimientos sociales. Ha recibido el Premio Nacional de Crítica de Arte “Luis Cardoza y Aragón” 2010, por el libro inédito (en coautoría con Francesca Gargallo) Siete pintores de una generación sin nombre.