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Estudiar y trabajar en pandemia, una lucha diaria para llegar a la meta

Rilda Grimaldez es estudiante de 4º año de la Carrera de Trabajo Social. Tiene 23 años y es la mayor de cuatro hermanos con los que convive junto a su mamá y su papá. Sueña con ejercer su profesión para algún día dedicarse a desarrollar proyectos de promoción, asistencia y protección para la niñez y la adolescencia.

08 de septiembre de 2021, 11:04. Por: Carla Arce y Marlén Paita.

imagen Estudiar y trabajar en pandemia, una lucha diaria para llegar a la meta

Rilda Grimaldez.

Rilda Grimaldez tiene 23 años y actualmente cursa el 4º año de la Carrera de Trabajo Social. Se autodefine como una mujer disciplinada, organizada y siente que su gran desafío diario es planificar su tiempo para lograr todas las metas que se propone. Entre estas, se encuentra la de recibirse y ser una excelente profesional para, entre otras cosas, colaborar a mejorar la condición de vida de sus padres. 

Así, metódica y organizada, Rilda llevó su carrera durante tres años, pero un día la pandemia, como a todas y todos, le hizo desafiar los tiempos dedicados a lograr sus objetivos de estudio y, por qué no, hasta los de su  propia existencia.

Su papá se quedó sin trabajo de agricultor en el 2020 y su mamá debió ser internada por una enfermedad, por lo que desde ese momento tuvo que dedicar varias horas de su día a trabajar de cajera en un comercio de ropa para poder ser, por tiempo indeterminado, el sostén económico de su familia.

Las nuevas formas de aprendizaje virtual la llevaron a tener que adaptarse rápidamente y conseguir los medios necesarios para no dejar de cursar y no disminuir su rendimiento académico. Un celular adaptado a los diferentes programas le permiten cursar y estudiar durante el día y hasta en los momentos en que se traslada en micro desde su casa de Maipú al trabajo en pleno centro de la Ciudad y viceversa.  

Rilda sabe muy bien que la fuerza de voluntad, la dedicación y las ganas de crecer son los pilares con los que sus padres la formaron para que hoy pueda repartir su vida en diez horas de trabajo, ocho de estudio y seis de descanso de manera rigurosa pero con mucha fortaleza y dedicación. Ellos fueron la clave para que nunca deje de mirar hacia adelante porque aprendió de sus vidas lo que es la lucha y el esfuerzo.

“No siempre las cosas salen como una quiere y las planifica -dice con su voz cansada por todo un día de trabajo- pero me siento muy orgullosa de mí misma porque a pesar de todo el desgaste físico y emocional que llevo todos los días puedo seguir avanzando en mi carrera y no dejar de querer ser lo que quiero ser”.

Rilda ama los niños y jugar con ellos, le gusta salir con sus amigas/os, caminar y viajar para conocer nuevos lugares. Hoy la vida hace que su mundo esté centrado en el trabajo, el estudio y atender a las necesidades de sus padres y sus hermanos, pero sabe que su esfuerzo vale, porque quizás tarde un poco más en llegar  pero al final, como dice la canción, hay recompensa.

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