Luego de finalizar el secundario, Marcela Figueroa dice que tenía clara su pasión por el uso de la palabra, la escritura y la oralidad. Fue entonces cuando decidió comenzar, en 2002, el preuniversitario en la Licenciatura en Comunicación Social de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
“En un principio no me costó tanto, sobre todo en los primeros años, porque estaba muy entusiasmada y me gustaba muchísimo la carrera, las materias, los talleres, el trabajo en equipo. Pero los últimos años se me hicieron cuesta arriba por muchas razones”, cuenta.
La comunicadora siente que el nivel de exigencia era cada vez mayor por diversos motivos. En su caso, porque tenía la necesidad de trabajar para cubrir los gastos de estudio, fotocopias, pasajes y trabajos de talleres que realmente no podía costear con los ahorros que tenía.
El compromiso docente
Desde lo laboral, fue poca su experiencia en los medios de comunicación. Su primer trabajo fue comercializar pautas publicitarias para tres programas de radio. En el transcurso del último año de la carrera, comenzó a ejercer la docencia en el Taller de Comunicación Social de una escuela secundaria, función que actualmente sigue cumpliendo.
“La docencia como profesión es una disciplina a la que se la debe abordar con respeto, dedicación y un gran compromiso. Como educadora tengo la enorme tarea de motivar a los estudiantes, ofrecer un ambiente de aprendizaje estimulante y conectarlos con esta hermosa profesión.
En este sentido, Marcela destaca que durante su cursado en la carrera recibió mucho apoyo pedagógico por parte de los profesores de las distintas cátedras, tanto en los horarios de consulta como en las clases presenciales.
Valora la dedicación y vocación de servicios que tienen los y las educadores de la FCPyS. Por esa razón, siente la necesidad de devolver parte de lo recibido por parte del equipo docente de esta casa de estudios.
Marcela considera que el oficio del comunicador social está expuesto a constantes cambios sociales, culturales y tecnológicos, por lo que hay que prepararse para enfrentar este tipo de desafíos: “Como profesora tengo además la necesidad de aportar lo que recibí y promover que los jóvenes desempeñen un buen uso de las TIC”.
“Desde mi lugar de profesora puedo decir que la práctica es fundamental en la carrera del comunicador y en todo ámbito de la vida. Si bien la licenciatura tiene una base teórica muy buena, creo que el plan de estudios debería contemplar mayor cantidad de materias prácticas o desde el cuarto año, comenzar con las pasantías profesionales”, analiza la actual docente.
Como sugerencia, considera que sería ideal que se ampliaran las opciones para realizar las prácticas pre-profesionales. Gestionar convenios en el Estado con empresas privadas u organizaciones no gubernamentales. De esta manera, apuesta a que cualquier entidad pública o privada estaría dispuesta a recibir a estudiantes de la Universidad Nacional de Cuyo.
“En el 2011 finalmente me recibí y fue uno de los logros más grandes de mi vida, junto con el apoyo de mi familia que siempre acompaña mis proyectos. Son cosas que siempre van quedar en mi memoria. El juramento y la colación fueron momentos muy emotivos para mí y mi familia”, repasa con nostalgia.
Los desafíos
La egresada adelanta que tiene como proyecto a corto plazo seguir perfeccionándose en la docencia. Además comenzará el ciclo de profesorado que ofrece la FCPyS a los/as egresados/as para continuar en el camino de la formación académica.
“Será un desafío muy grande para mí, porque no es el mismo contexto que cuando era una adolescente con pocas responsabilidades. Ahora soy mamá de una pequeña, tengo una familia que me necesita y un trabajo al cual responder, pero cuento con el apoyo de mis familiares para seguir perfeccionándome”.
En definitiva, haber elegido la carrera de Comunicación Social fue un gran acierto en la vida de Marcela: "Allí descubrí el hecho de poder transmitir conocimiento, aportar de la mejor forma contenidos y poder educar y construir valores que llenan el alma”.