Al querido claustro docente de la UNCUYO
Quiero en esta misiva dirigirme a quienes han tomado en esta crisis por la pandemia, el toro por las astas, y han dignificado la actividad docente con su profesionalismo y labor cotidiana.
Haber decidido no parar las actividades en nuestra Universidad y mantener el ciclo lectivo de manera virtual, no ha sido una tarea fácil. Sabíamos que existirían inconvenientes, que habría herramientas para muchos nuevas y que deberían adaptarse.
Sabíamos también que habría estudiantes con dificultades para “asistir a clases”, lo que implicaría otras acciones posteriores a esta situación, para garantizarles una adecuada formación lectiva.
El haber tenido que generar normas distintivas en esta circunstancia, como las resoluciones en las que se decidió que existan clases virtuales frente al impedimento de la presencialidad, sin previa preparación y con escasos avales administrativos, fue una jugada difícil de encarar, pero creemos que necesaria.
En poco tiempo hubo que aprender modalidades de cursado a distancia, conocer aspectos tecnológicos para muchos ignotos hasta ahora, re-adecuar horas disponibles para las tareas (que en más de un caso significaron resignar tiempo ocioso) lo que seguramente generó no pocos inconvenientes en cada uno de Uds.
En más de una ocasión, esas decisiones implicaron vaivenes lógicos de una situación extraña. Al punto tal que en más de una oportunidad hubo que hacer aclaraciones y avanzar en un ordenamiento especial para este tiempo de aislamiento obligatorio. La ordenanza 1/2020 es reflejo de ello.
Pero más allá de los avatares, el claustro docente en su totalidad ha mostrado no sólo un gran profesionalismo, sino también, y fundamentalmente, un altísimo sentido de responsabilidad, de compromiso con la Educación Pública que no dejamos de defender.
Uds. docentes de la UNCUYO, se han puesto de pie ante la crisis y están manteniendo firme los principios de gratuidad de la enseñanza y de inclusión en esta difícil situación. Están además contribuyendo a que la Educación Superior siga siendo lo que siempre debe ser: un ámbito de formación permanente de las personas, para que se transformen en técnicos y profesionales de calidad.
Esta crisis que hoy atravesamos sin dudas nos ha puesto a prueba. Pero sin dudas también, ha demostrado que Uds. están a la altura de las circunstancias. Y esa actitud no sólo merece ser reconocida públicamente, sino que debe servir de ejemplo para las futuras generaciones.
En el futuro, se reconocerá que en esta dura época de crisis global, hubo una generación de mujeres y hombres que se puso de pie ante un enemigo desconocido, lo confrontó y demostró que a través de la enseñanza, es posible no sólo mantener al mundo, sino también, cambiarlo para mejor.
Gracias entonces. Enormes gracias por su tarea. Gracias por su trabajo y dedicación. Y gracias por ayudar a hacer un mundo mejor desde la Universidad Nacional de Cuyo.