En las últimas semanas se viralizó en redes sociales la frase “hablame de felicidad”. Si esto fuese consultado a estudiantes universitarios las respuestas podrían variar entre diversas opciones. La FCPyS realizó un ranking de las más compartidas.
1. Siestón después de rendir. La siesta es, para muchos, uno de los mayores premios después de dar un examen. Si aprobaste, mucho mejor. Sirve para distenderse, “aflojar” los nervios, recuperar las trasnochadas propias del universitario y auto-premiarse por el logro. Si, en cambio, desaprobaste, es la excusa perfecta para aminorar el malhumor que dejó el mal rato. Luego de ella ya nada parece ser tan grave.
2. La “birra” post examen. No importa qué carrera estudies, de qué universidad seas o de dónde venís. La cerveza después de rendir no se negocia. Puede ser algo improvisado como un “che, vayamos a festejar” o programarse con anticipación en las jornadas de estudio.El bufet de la facu, tu bar preferido, el quiosco más cercano o cualquier espacio verde, todo vale cuando de “una fresca” se trata. Si la acompañan unos manicitos, mejor.
3. Sobredosis de series. La engañaste durante un par de días por estudiar. Lo mínimo que podés hacer es ponerte al día. Este es el momento en que te pasás 5 horas frente al tele y lo mejor de todo, ¡lo hacés sin culpa! Much@s debaten qué serie empezar luego de rendir desde el momento en que tocan los apuntes. Otr@s se ponen al día con la que ya estaban enganchados. En cualquier caso, funciona como motivador en las largas jornadas de estudio.
4. Que se viralice un BUEN resumen. Esto es clave. Si proviene de un/a compañero/a a quien le tenés “fe”, no tiene precio. Te solucionó la existencia, no te olvides de pagarle la cerveza después. La felicidad de aprobar con un resumen creemos que no tiene comparación. Dato importante: chequeá cuántos han aprobado con él.
5. Volver a las actividades “normales”. Esta es pariente de la número 3. Nada como terminar de rendir (no importa el resultado) y volver a l@s amig@s, al club, al fulbito, al gimnasio y a todo lo que te gusta mucho más que clavarte en una silla. Tomate unos días para premiarte por el esfuerzo que realizaste. Volvé a las cosas que disfrutás.
6. Cuando los profesores adhieren al paro. Esto pueden entenderlo un poco más los alumnos de universidades públicas. Más allá de los reclamos que originan esas jornadas (que no está en discusión), si la cátedra avisó que no da la clase, tenés 5 minutos para reorganizar tu día y dedicarte a ser feliz. A los 3 minutos ya lo tenés resuelto. Si no avisan y te hiciste el viaje a la facultad, es un garrón. No obstante, escribís en todos los grupo de whatsapp, siempre hay algún “comodín” disponible.
7. Cuando estás dando un oral y, de repente, todo fluye. Estuviste repasando hasta último momento y, por un momento, pensaste que no te acordabas de nada. Te hacen pasar al aula. El corazón te late fortísimo, las manos te tiemblan un poco, la cabeza está en blanco. Hacés una breve presentación del tema que vas a dar y te largás. Inesperadamente todos los planetas se alinean. Te acordás absolutamente todo lo que estaba en la hoja, se te ocurrió un ejemplo extra en el momento, los/las docentes te están mirando con cara convencida y asienten a lo que vas diciendo. No es un sueño, no es navidad, es que valió la pena el esfuerzo.
8. Llegar jugado/a y aprobar. Por diversos motivos no tuviste mucho tiempo de estudiar. Planeaste dedicarle 15 días pero se transformó en un fin de semana. Hay varias cosas que tenés flojas pero, mágicamente, te preguntan lo que sabés. Se nota que te faltó pero los/las profes valoran el nerviosismo como una mala jugada. Te avisan que tenés un 6. Imaginá lo que sigue.
9. Cuando te enterás que “ese/a” profe no está en la mesa. Ojalá te avisaran una semana antes así te da tiempo de inscribirte. Licencias, viajes, congresos, los motivos varían pero, a veces, sucede que algunos/as docentes no pueden asistir a la mesa de examen. Es tu momento para rendirla. El tren no pasa dos veces, dicen, y si el profe no te caía muy bien este es TU momento.
10. Tachar la materia aprobada de “la lista”. Cuando comenzás la carrera te dan un plan de estudio con el listado de materias que componen la carrera. Te sugerimos colocarla en un folio. Para muchos/as estudiantes es un ritual llegar a casa y tachar con resaltador la que aprobaste. La hoja empieza a tener más espacio de color que blanco. Tu ansiedad crece y la felicidad también. Mezcla de satisfacción, bronca y felicidad. Este momento es único.
Es el último esfuerzo del año. Aunque ese último tirón dure meses, no importa. La recompensa es grande.
Éxitos en las últimas mesas, ánimo y ¡felices fiestas!