Desde el Instituto de Estudios de Género y Mujeres y el Área de Derechos Humanos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Uncuyo queremos unirnos al repudio unánime que ha alcanzado a todo el movimiento de mujeres en nuestro país, por el fallo emitido en el juicio por abuso sexual y femicidio de la adolescente Lucía Pérez; e invitamos a todas las áreas de nuestra universidad a hacerlo también, para exigir la formación con perspectiva de género y la remoción de las estructuras patriarcales con las que se maneja la mayor parte de la justicia argentina.
El Tribunal Oral en lo Criminal Nº 1 de Mar del Plata dictaminó en juicio oral y público la absolución de los dos imputados por abuso sexual y femicidio, sólo asignándoles responsabilidades por tenencia y tráfico de estupefacientes y deslindando de toda culpabilidad a un tercero por encubrimiento. El fallo en general no se ajusta a las recomendaciones que desde los organismos internacionales de Derechos Humanos sugieren en cuanto a la implementación del enfoque de género en casos de delitos sexuales, ni a lo que la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres dice en su Protocolo para la investigación y litigio de casos de muertes violentas de mujeres. Las trayectorias de vida de las víctimas no pueden representar el mayor argumento para desviar la mirada en casos de abuso sexual o femicidios.
Se confirma en el caso de Lucía Pérez que la actuación de la justicia, tanto en la etapa de instrucción de la causa como durante el juicio, dista mucha de poder ser llamada profesional e imparcial. Se ha dañado, quizás para siempre, la posibilidad de llevar una verdadera reparación a la familia y amigxs de la víctima, como a la sociedad toda que reclama juicios ejemplares, con perspectiva de género, para que las mujeres podamos realmente vivir y gozar de nuestros derechos libremente.
Lucía tenía 16 años al momento del hecho; los jueces del TOC Nº 1 de Mar del Plata, Pablo Javier Viñas, Juan Facundo Gómez Urso y Aldo Daniel Carnevale, examinaron todos los aspectos de su vida privada y sus conductas y la ubicaron fuera de las expectativas patriarcales para una chica de su edad. En definitiva condenaron su caso a la impunidad por sus elecciones de vida, enviando un mensaje disciplinador a todas las adolescentes justo en el preciso momento en que la movilización de nuevas generaciones de mujeres resuena en todos los rincones del país.
En un grito que nos hermana decimos #FueFemicidio.