La pandemia mundial generada por la expansión del Covid-19 está dando lugar a un cambio de época. El paradigma neoliberal, entre cuyos principios prevalecen el cuestionamiento a la intervención del Estado y la defensa del individualismo, ha sido puesto en crisis. En todo el mundo se escuchan voces que revalorizan el papel del Estado. El llamado a la solidaridad social cruza las fronteras.
En todos los países el virus afecta diferencialmente a los distintos sectores sociales, pero en sociedades tan desiguales como la nuestra esto se nota más. Por ello, las políticas sociales adquieren un sentido relevante y fundamental, tanto para mantener los lazos sociales como en la defensa contra el contagio.
Paradójicamente, a la inversa de otras epidemias cuyo aparente origen está en los sectores que menos protección tienen, en esta pandemia los países ricos contagian a los países pobres y las personas de mayor nivel adquisitivo que han estado en Europa importan el virus. Y contra lo que cierto sentido común que descalifica lo público hubiera esperado, el único garante de la salud de todos y todas es el Estado, con el apoyo de sindicatos, organizaciones sociales y grupos de vecinos auto-organizados.
Desde la RIPPSO (Red Interuniversitaria de Posgrados en Política Social) sostenemos que es imprescindible atender en la emergencia a los sectores con mayor vulnerabilidad. El gobierno argentino, a nuestro entender, ha actuado adecuadamente en relación con la implementación de políticas sustantivas en el campo de lo social.
Por un lado, ha revalorizado el sistema público de salud, de larga tradición en nuestro país y tan denostado en años recientes. Sin un ministerio responsable, sin nuestros hospitales, sin los médicos y las médicas, los enfermeros y las enfermeras, sin los laboratorios, todos sostenidos con los recursos de la sociedad argentina, nada de esto sería posible.
Por otro lado, se sostiene la atención en los sectores más vulnerables. Sabemos que la vulnerabilidad social no se agota en la pobreza. Los grupos de riesgo frente al virus (mayores de 65, enfermos crónicos, etc.) son un objetivo a proteger urgentemente. Claro que en muchos casos esas vulneraciones están asociadas y requieren herramientas precisas.
Para todos, la mejor medida es el aislamiento social. Pero para los sectores que menos tienen esa condición es muchísimo más difícil que para los sectores medios.
Disposiciones como el refuerzo adicional a programas como “Hacemos futuro” y “Salario social complementario” que fortalecen la infraestructura; el aumento de presupuesto a comedores; el cambio de la modalidad de entrega de la tarjeta alimentaria; el bono a las jubilaciones bajas, AUH y AUE; la suspensión del pago de créditos con ANSES y el aumento de las posibilidades de mantener changas mediante el impulso anticíclico a la realización de pequeñas obras de infraestructura en los barrios populares, permiten aumentar las defensas sociales de los sectores más vulnerables. Garantizan recursos básicos y ayudan a una menor circulación de las personas.
Quienes integramos la RIPPSO sostenemos un claro posicionamiento en el aliento a una mayor y mejor solidaridad social. Una emergencia como la actual sólo puede combatirse con un Estado presente, pero también y fundamentalmente con la protección entre todos y todas, reconocidos como miembros de una comunidad.
Desde este lugar hacemos un llamamiento urgente a la población para que actúe con responsabilidad social y respete las indicaciones sanitarias.
Vilma Paura - Javier Ozollo
RIPPSO Argentina