Desde la Secretaría de Investigación y Publicación Científica invitamos a dialogar a Julieta Dalla Torre, quien dirige un proyecto de investigación sobre el desarrollo urbano en territorios de interfase de las áreas metropolitanas de Mendoza y San Juan desde una perspectiva de género. La investigadora analiza las prácticas y la participación de los diferentes agentes en el territorio, así como la importancia de incluir a las mujeres en la reflexión y planificación de las ciudades para asegurar su derecho a habitarlas y construirlas.
Julieta Dalla Torre es licenciada en Sociología (UNCuyo) y realizó el doctorado en Ciencias Sociales en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Es investigadora asistente del CONICET en el Instituto Multidisciplinario de Estudios Sociales Contemporáneos (Nodo Mendoza del IDEHESI/CONICET) y se desempeña como profesora titular de la Universidad Nacional de Cuyo. Actualmente dirige, junto a Matías Ghilardi, un proyecto de investigación de la Secretaría de Investigación, Internacionales y Posgrado (SIIP-UNCuyo) titulado “Expansión urbana, segregación y fronteras en áreas metropolitanas de Mendoza y San Juan. Reflexiones desde una perspectiva de género”.
¿De dónde surge el proyecto y cuáles son sus objetivos generales? ¿Contempla algún aspecto de la Ley de Ordenamiento Territorial de Mendoza?
- El proyecto se ampara dentro del ordenamiento territorial porque la provincia lleva años siendo pionera en intentar ordenar su territorio, pero no es nuestro objeto de estudio. Este proyecto apunta a pensar en políticas públicas que puedan incluir a los actores y a las comunidades del territorio del Piedemonte del área metropolitana de Mendoza y de San Juan para dar cuenta de la diversidad y complejidad que tienen estos territorios. Los analizamos para ver, por ejemplo, cómo se definen las áreas de interfase, ya que son las que sufren muchas transformaciones y, más allá de que cualquier territorio está en constante transformación, son áreas que con la expansión urbana de los últimos cuarenta años se han visto muy afectadas.
¿En qué aspectos de la vida cotidiana y socioproductiva se pueden apreciar esas transformaciones?
- Se pueden observar en los cambios de la flora y la fauna del lugar, por ejemplo, y también a nivel social y habitacional. El Piedemonte es un área que presenta características muy particulares desde lo físico ya que hay grandes diferencias en las elevaciones del terreno, donde se forman cauces naturales y, de hecho, hasta hay viviendas y barrios enteros construidos sobre estos. Es una zona muy compleja y que ha crecido muchísimo desde los ‘90 porque era una zona mucho más barata, cercana a centros urbanos pero con escasos servicios. Por ejemplo, la falta de agua es algo muy importante, sobre todo en algunas zonas como Luján, pero la cercanía es un punto a favor. Entonces, se venden lotes más económicos y ante la falta de posibilidades de obtener o de construir vivienda en otras zonas, es una zona muy elegida. Hay un gran cambio y urbanización, una fuerte demanda en la que el Estado pareciera ir siempre detrás aunque debiera dar respuesta a toda la población que se ubica en esta zona.
¿De cuándo data esta demanda en la zona?
- En el 2019 se dictamina que se prohíbe la construcción en el Piedemonte, después eso queda sin efecto, y se genera dentro de la Ley de Ordenamiento Territorial la necesidad de regular lo que allí sucedía. Finalmente, se ha elaborado y ha salido una ley puntualmente referida al Piedemonte de Mendoza.
¿En San Juan pasa algo similar?
- Sí, San Juan tiene una trayectoria en lo que es el ordenamiento territorial más nueva. Están pasando por un proceso de formalización también para el área metropolitana, que es un área, como Mendoza, de tierra seca. Comparten muchas cosas, como la escasez de agua y el tema del riesgo sísmico. También hubo una explosión de la mancha urbana del área metropolitana muy grande en San Juan en las últimas décadas. Viene un poquito más rezagada y, por supuesto, a una escala pequeña de lo que es el área metropolitana de Mendoza, pero también hay grandes cambios, grandes urbanizaciones en estas zonas de interfaz entre lo urbano y lo rural donde intentan convivir las dos realidades.
En cuanto a la metodología escogida para llevar adelante este proyecto colectivo hacés referencia a la perspectiva fenomenológica, ¿cómo ha sido el proceso de recolección de datos? ¿En qué estadío está la investigación?
- Esta idea de la perspectiva fenomenológica, de una metodología cualitativa y flexible, se da a partir de algunas herramientas o algunas técnicas como puede ser la observación en el campo, donde nos ayudamos de la fotografía. También incorporamos herramientas del Sistema de Información Geográfica (SIG) para tratar de representar y ver a partir de un mapa estos procesos de fronterización y de segregación de algunas poblaciones en el territorio. Después, a través de entrevistas cara a cara con algunos informantes clave, en este caso con algunas mujeres, este proyecto intenta incorporar la perspectiva de género. Actualmente, la perspectiva está más puesta en los agentes, habitantes o residentes en los territorios que estudiamos y tiende a tratar de recuperar la palabra de las mujeres para ver cómo construimos nosotras, las mujeres, los territorios o cómo ayudamos a esa construcción desde nuestra cotidianidad. Estamos realizando entrevistas semiestructuradas y a partir del contacto con algunas organizaciones de la zona del Piedemonte de Luján de Cuyo, incluimos a Vertientes del Piedemonte, distrito que se sumó a Luján luego del litigio con Las Heras.
¿Por qué decidieron incorporar la perspectiva de género en la investigación?
- La incluimos porque cada uno en su investigación estaba mirando y diciendo: “¿Y qué pasa con nosotras las mujeres?”. A mi modo de ver, entre los condicionantes en esto de poder apropiarse y construir el territorio está la cuestión de clase, la cuestión de género, la cuestión generacional y también las diferencias étnicas. Eso es muy evidente. Y siempre en las investigaciones esta cuestión de poder ver diferentes agentes en el territorio desde qué diferencias de clase hay era más natural y dijimos: “¿Por qué no incluir, entonces, las desigualdades de género que hay en esto que tiene que ver con la construcción territorial?” Por ejemplo, algunas mujeres nos han dicho que antes solían andar en bicicleta de manera recreativa, pero aparece esta cuestión de los horarios, porque se torna inseguro.
¿Cómo se manifiestan las desigualdades de género en la construcción del territorio?
- Fundamentalmente, nos estamos centrando en lo que es la movilidad cotidiana de las mujeres en esos territorios y vemos cómo, sin duda, estamos en desigualdad de condiciones. Por ejemplo, hemos analizado datos de la encuesta de movilidad y las mujeres somos las que más usamos el transporte público. Esto da cuenta de que nos trasladamos por cuestiones laborales pero también todas las actividades domésticas que hacemos: el traslado de niñes, visitas a familiares y a personas que tenemos a cargo, las compras cotidianas. La mayoría de esos traslados se dan más fuertemente en transporte público y en la zona vemos que hay una carencia del transporte público. Los traslados son muy largos porque van sólo hasta determinados lugares y de ahí uno se tiene que trasladar para poder llegar a otros. Hay un problema ahí, por ejemplo, con el tema de los horarios en que las mujeres se trasladan, por la oscuridad que apareja la problemática de la inseguridad.
¿Cómo solucionan las mujeres esta problemática del traslado?
- Hay toda una cuestión de organización ahí a tener en cuenta en el desarrollo de determinadas estrategias de movilidad en estos territorios: el horario en que lo hacen, el medio de transporte que eligen, la manera en que lo hacen, si lo hacen acompañadas o no. Es muy deficiente el estado de los medios de transporte y son muy deficientes también, por ejemplo, las paradas de colectivos, si es que existen. En la mayoría de los casos, si vemos en la zona de Vertientes, no hay iluminación, no hay paradas de colectivos, la frecuencia no es la que se necesitaría, ni tampoco las diferentes líneas.
¿Qué transformaciones se han advertido con el tiempo?
- En cierto sentido están asociadas a esta gran urbanización que ha habido. Te dicen que antes era mucho más tranquilo y ahora hay mucha más gente allí. A su vez, hay una gran heterogeneidad de habitantes de diferentes niveles de ingreso, diferentes niveles de educación, y eso se puede ver también en la heterogeneidad de barrios… desde más humildes hasta cerrados. Hay barrios cerrados de sectores medios, que tienen una barrera abierta, hasta barrios cerrados de sectores medios-altos o altos, en donde sí hay muro, alambrado, seguridad y es imposible el ingreso. Las percepciones varían también entre quienes tienen mayor contacto cotidiano con la comunidad y quienes casi no participan en el día a día por vivir en barrios cerrados y realizar sus actividades en otros lugares. Toda esa heterogeneidad también genera esta necesaria convivencia de diferentes sectores que, a veces, se vuelve difícil.
¿Hay algún espacio que permita poner en común esas diferencias?
- Es una comunidad muy organizada porque al ir urbanizándose y creciendo cada vez más, tienen varias problemáticas. La primera es la falta de agua. Hay más de 30 barrios en la zona y están organizados en el reclamo frente al municipio. El año pasado participé, por ejemplo, en una instancia que se armó de mapeo colectivo por parte de la comunidad donde fueron todas mujeres y marcaban mucho estas transformaciones. Indudablemente, quienes encabezan la participación política y la participación comunitaria, además de las tareas domésticas, son las mujeres, en esta necesidad de cuidar el lugar y construir esa idea de pertenencia.
¿Cómo se ha dado el contacto con la comunidad? ¿Se han presentado dificultades?
- El contacto se va haciendo de a poco con algunos de los miembros del proyecto que, por diferentes motivos, ya lo tienen o porque ya han participado de otros proyectos que han permitido ese contacto con gente del municipio o con alguna unión vecinal. No es sencillo pero, por ejemplo, a partir de estas uniones vecinales, podés tener acceso a los grupos de WhatsApp y observar cómo se organizan con respecto a la inseguridad o si sucede algún incidente. La comunicación se va dando de a poco y con la cautela de lo que significa trabajar con una comunidad, ya que uno abre las puertas y después no puede irse. Por eso los primeros proyectos eran más de análisis de documentos y más términos teóricos hasta que de a poco se van abriendo las puertas para decir: ‘Ahora está la posibilidad de ir hacia la comunidad y ver con qué nos encontramos ahí’.
Esta sistematización y abordajes teóricos que están realizando en el proyecto, ¿va a tener alguna salida que aporte a la elaboración o para la presentación de políticas públicas?
- Siempre es la idea poder, más allá de que quede a nivel de la investigación de este proyecto y de las investigaciones de cada uno y de cada una, tener algún diálogo con el gobierno. Muchas veces queda en una entrevista o en el análisis de documentos y no llega a ser expuesto en otros términos. Esos objetivos más propositivos por parte de la comunidad a lo mejor vendrán en el próximo proyecto. Si vamos a ir a la comunidad, tiene que ser un trabajo muy delicado y a conciencia porque en esa comunidad vos generás transformaciones y también se genera una especie de acuerdo y de contrato. Estamos obteniendo información muy importante, que nos parece relevante, y hay que ser muy cuidadosas, muy cuidadosos, con el manejo que se hace esa información y con cómo se establecen los vínculos.
¿Cuál es el valor que aporta este proyecto a los debates que hay sobre esta temática?
- Contribuir a los estudios de las ciudades intermedias como Mendoza y San Juan, porque no es tan fácil encontrar estudios de las ciudades más pequeñas o que sean ciudades intermedias en tierras secas, con toda la problemática que hay de falta de agua y riesgos sísmicos. También son ciudades que están atravesadas por el marco legal del ordenamiento territorial y cómo estas cuestiones que están legalmente establecidas se llevan adelante en los territorios y cómo articulamos esas dimensiones. Después, el aporte a los estudios territoriales con perspectiva de género, porque hay muy poco en Mendoza y en San Juan. Obviamente, es toda una dimensión que se está abriendo: poder mirar estas desigualdades de género también en los territorios.
Ficha técnica del proyecto
Expansión urbana, segregación y fronteras en áreas metropolitanas de Mendoza y San Juan. Reflexiones desde una perspectiva de género
Proyecto Tipo 1, Secretaría de Investigación, Internacionales y Posgrado, Universidad Nacional de Cuyo. Aprobado por Resolución 3032/2022-Rectorado. Realización del 1° mayo de 2022 al 30 de abril de 2024, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Código: 06/F017-T1.
Dirección: Julieta Dalla Torre / Codirección: Matías Ghilardi
Integrantes del equipo: Romina Sales – Matías Esteves – Ana María Blanco Avila - María Belén Najt - Agustín Espejo - Javier Orbiscay - Rodrigo Martín Magallanes - Julián Quiroga Ríos - Javier Frias - Andrea Batllori - Laura Avila - María Marta Bernabeu - María José Navarrete - Cecilia Rubio - Luis Verdugo.
Resumen:
El proyecto busca continuar una línea de investigación en desarrollo en territorios de interfase de las áreas metropolitanas de Mendoza y San Juan. La presente propuesta busca contribuir a la indagación de los actuales procesos de expansión urbana en ciudades intermedias como Mendoza y San Juan. Ambos casos de estudio comparten características propias de los territorios de tierras secas y se encuentran transitando procesos vinculados al marco legal del ordenamiento territorial. Particularmente, la investigación se centrará en la comprensión de situaciones de segregación socio-espacial y de construcción de fronteras en sus áreas metropolitanas, e incluirá la dimensión de género, como una perspectiva fundamental a partir de la cual dar cuenta de las complejidades del objeto de estudio de una manera más acabada y así aportar a los estudios urbanos locales. Finalmente se busca con ello generar un diagnóstico socio ambiental que permita repensar las políticas públicas de carácter territorial en ambos territorios estudiados. El acceso de las mujeres a la ciudad moderna ha sido siempre recortado y limitado, lo cual se ha visto agravado como resultado de los procesos de expansión urbana neoliberal de las últimas décadas. Por lo tanto, es de vital importancia incluirnos como mujeres en la reflexión y planificación de nuestras ciudades para asegurar nuestro derecho a habitarlas y construirlas. Esto significa necesariamente identificar agentes en el territorio y sus prácticas territoriales o estrategias de participación en la dinámica urbana (el Estado en sus distintas escalas, las mujeres, otros agentes comunitarios, agentes privados, entre otros). La estrategia metodológica principal que adoptará la investigación es la perspectiva fenomenológica, que implica la aplicación de técnicas de recolección de datos como el análisis de documentos, la observación en campo, las entrevistas y el uso de la fotografía. El proyecto se enmarca dentro de las siguientes líneas estratégicas definidas por las unidades académicas de la UNCuyo: línea 9. “Ambiente, Desarrollo Sustentable y Ordenamiento Territorial” y línea 22. “Transformaciones territoriales; problemas y conflictos ambientales; cambio climático; recursos hídricos; gestión de riesgos de desastre; educación ambiental; ordenamiento territorial; desarrollo y uso de geotecnologías”.
Acerca del espacio “Conversaciones”
Conversaciones es un ciclo de entrevistas que surge del Programa Puentes para promover la comunicación de las ciencias sociales y generar vinculaciones con equipos de investigación y centros de estudios de nuestra facultad. La iniciativa es desarrollada desde la SIPUC FCPyS con colaboración de las prácticas pre profesionales, en esta oportunidad realizadas por Sofía Manrique y Daniela Esparza.