Mario Riorda se define a sí mismo como activista de la comunicación política. Quienes lo conocen aseguran que es experto en estrategia y comunicación para gobiernos y partidos en América Latina. Actualmente dirige la Maestría en Comunicación Política en la Universidad Austral y en su paso por la FCPyS dejó algunas impresiones de su vasta experiencia. Una entrevista sin desperdicio para entender la actualidad de la política, la comunicación y el estrecho vínculo entre ambas.
¿Por qué afirmás que la comunicación política no es una moda?
En realidad es un juego de ideas porque está de moda la comunicación política, se la ha visibilizado, los gobiernos cada vez que sufren un traspié político le echan la culpa a la comunicación, hay columnas de comunicación. Digo irónicamente que así como la gente habla de fútbol y de religión, también habla de comunicación, todos son expertos. Entonces, aunque sí está de moda, desde mi punto de vista siempre lo estuvo, solo que antes no se daban cuenta de su importancia. Y básicamente esto es poner el foco, incluso es más importante para la ciencia política, porque hay que reconocer que no toda comunicación es política, pero sí que toda política se presenta, se representa y se hace pública a través de un formato comunicacional. Entonces, cada vez que aparece el fenómeno de lo político, aparece necesariamente el fenómeno de la comunicación sin que uno sea consciente. La comunicación política es inherente al objeto de lo político, es una cara distinta de un mismo prisma.
¿Cuál es tu opinión respecto de la comunicación del gobierno actual?
El gobierno actual creo que ha innovado desde el punto de vista tecnológico y en sus prácticas asociado a lo digital, pero creo que en muchas otras cosas no ha cambiado. De hecho, reproduce gran parte de lo que el kirchnerismo utilizó, por ejemplo la idea de radicalizar al adversario y la gran incógnita es, hacia adelante cómo sostiene ese nivel de expectativas con esta estrategia. Hoy pareciera ser que hay un apoyo mayoritario y que esas expectativas están relativamente bien gestionadas. Además, creo que a este gobierno le está faltando pensar la comunicación gubernamental adaptada a la gestión y que la comunicación, preferentemente digital no tenga solo un uso publicitario, que es lo mismo que antes se hacía en medios convencionales. Me parece que en ese sentido falta muchísimo, la comunicación no está pensada para la transformación de la gestión, vale decir, para hacerle a la gente la vida un poquito más fácil.
Por otro lado, hay que profesionalizar la comunicación de crisis. Este gobierno, como muchos otros, ha tambaleado en situaciones de crisis, todavía lo está haciendo en ciertos casos resonantes y lamentables que Argentina está viviendo; y me parece que es importante que, aún en un gobierno que “está de moda” (volviendo a la analogía inicial de la charla, teniendo en cuenta que tiene el consenso mayoritario de la sociedad) no logra dar en la tecla en la forma profesional de pensar la comunicación gubernamental como gestión y, en ciertos procesos mucho más complejos como la gestión de crisis y de riesgo.
¿De qué manera podemos abordar la profesionalización de la comunicación en las instituciones públicas y las organizaciones en general?
Yo diría que hay una decisión política en primer término, de incluir esta temática en los planes de estudio de las facultades de Ciencia Política y de Comunicación Social. Porque en la mayoría de las universidades, los planes de estudio de estas carreras son viejos; al decir esto me refiero a que mantienen las tradiciones epistemológicas desde hace décadas y no se corresponden con la actualidad. Esto se nota mucho más en la Ciencia Política. Esto por un lado.
Por otra parte, hay que diferenciar las áreas de la profesionalización de la comunicación política como una rama de estudio; ya que es, sin lugar a dudas, la rama con mayor crecimiento a nivel internacional. Esto es diferenciar la comunicación electoral, de la gubernamental, de la de crisis y la de riesgo. Todo lo que huele o se aproxima a comunicación política en nuestro contexto, pareciera estar vinculado a lo electoral, yo le llamo la “electoralización de la comunicación política” y es un error de una comunicación cortoplacista, espectacular, un show permanente que no se condice con la comprensión de la comunicación política asociada a legitimidad ni al largo plazo. Entendiendo esa diferencia no sólo estamos creando una comunicación política más profesional, sino un campo laboral enorme, con niveles cada día más exigentes.
¿Cómo pueden las organizaciones lograr una máxima efectividad comunicacional con escasos recursos?
Se trata de un cambio organizacional. La interacción no cuesta, lo que cuesta es implementarla. Generalmente la comunicación política está expresada en su modo público más que por académicos por “consultores o gurúes”, que es una expresión lamentable y antiprofesional. Una de las grandes obsesiones que yo tengo es pensar la comunicación de afuera hacia adentro, porque uno puede tener una estrategia fenomenal pero ¿quién la sostiene? Hay estructuras de gobierno que han sido diseñadas en otras épocas, preferentemente el siglo pasado, y que no se condicen con la actualidad. Ven la comunicación como algo publicitario, cuando hoy se le deber dar un uso dialogal.