Luciana Peker es periodista y escritora; trabaja para Revista Anfibia, Página 12 y Radio Nacional; es autora del libro “La revolución de las mujeres”; mujer, mamá y feminista. El orden de los factores no altera el resultado.
En medio de una revolución social que permite a las mujeres expresar su propia voz, Luciana invita a todos a reflexionar sobre lo que esto significa y generar revoluciones personales y colectivas que alteren el status quo para alcanzar una comunidad más igualitaria, justa y respetuosa de los derechos humanos.
En esta entrevista a corazón abierto, se anima a contar su propia revolución y da valor a otros para que pongan de cabezas sus propios mundos.
¿Por qué el taller de escritura que dictás se llama “Cuál es tu revolución”?
Gracias al Instituto de Estudios de Género y al Área de Derechos Humanos de la Facultad, me invitaron a dar un taller de narraciones de género. La consigna es ¿Cuál es tu propia revolución? Y está en el contexto de un libro que se llama la “Revolución de las mujeres no era sólo una píldora” y tiene que ver con enmarcar los últimos 30 años, especialmente desde el regreso de la democracia hasta ahora de lo que constituye una revolución de las mujeres en la Argentina y las formas de comunicarlas.
¿Qué debilidades encontrás en la comunicación argentina?
Por un lado, todavía hay un periodismo que es muy machista que, por ejemplo, está culpando a las mujeres que denuncian la violencia de género, de ser asesinadas. Las revistas que, por una lado cosifican a las mujeres o muestran como un reflejo de la justicia corrupta a mujeres en posición deseante o sexual, pero por otro lado llega a justificar que el modelo al que llaman islamista o de grupos terroristas como ISIS van a terminan ganando en la Tierra si sigue avanzando el feminismo que demoniza y despolariza el planeta en una ignorancia absoluta de las políticas que se proponen desde esos feminismos justamente para que la maternidad, la paternidad responsable sean compatibles con las elecciones, con los deseos y derechos sexuales y reproductivos. Y por otro lado con una falta tajante de mujeres en los medios de comunicación, en puesto jerárquicos, de la Nación y con voz y voto en la comunicación de políticas y de los canales especialmente de televisión.
¿Por qué crees que es importante que se aborden estos temas?
En principio, hay un deseo y un interés que es realmente muy impactante en las Universidades de todo el país. He estado en Río Gallegos, Santa Fe, Córdoba, Villa María, Tandil, Tucumán y es realmente muy importante lo que pasa en las aulas con los y las jóvenes de tener un interés muy grande por la perspectiva de género. Entonces responde a un interés muy general de los y las estudiantes de querer informase, debatir, pensar políticas de género. En segundo lugar porque realmente o vamos hacia un lugar de subordinación de las mujeres y de reproceso de las conquistas o vamos por mujeres, trans, travestis, por integrantes de la diversidad sexual que ocupen más y mejores lugares en los medios de comunicación.
¿Cuáles son las revoluciones que vos consideras necesarias en este contexto de recrudecimiento de la violencia machista que estamos viviendo y que vemos sobre todo en los medios? ¿Cuáles son las revoluciones sociales, culturales, académicas que consideras indispensables para no retroceder en estos espacios?
Yo pienso que en principio es importante tomar conciencia de lo que hicimos y lo que logramos es una revolución, y que por lo tanto realmente lo que hoy se intenta contrarrestar o lo que se genera es un proceso de contra-ofensiva revolucionaria que es así de firme en los términos que se plantea el debate. Es imprescindible ocupar lugares en los medios de comunicación, no quedarse en un feminismo elitista o académico, cerrado, crítico sino realmente construir un mensaje, construir voz, escribir, tomar la palabra y tener derechos para los trabajadores y las trabajadoras en los medios de comunicación. Creo que es imprescindible que los sindicatos tengan perspectiva de género, no sólo ocupen el tema de género como un lavado de cara, sino que realmente se ocupen de generar condiciones en donde las mujeres puedan trabajar, no sean expulsadas ni precarizadas como hoy estamos en los medios de comunicación, en principio como una revolución imprescindible. Es imprescindible que las mujeres tengamos solidaridad, nos apoyemos entre nosotras, que no alcance con que haya una o dos, que seamos muchas, que breguemos porque las jóvenes puedan pasar a los diarios y las revistas, a la televisión, a la radio. Que cuidemos a las mayores, que las respetemos, que no pierdan lugares. Creo que esa revolución es un imprescindible.
¿Cómo transitás y transitaste tu propia revolución personal?
Por supuesto que es una revolución que, sin duda, yo tengo la raíz desde niña, sufriendo violencia en el colegio secundario, de adolescente. Claramente el feminismo es un feminismo adolescente por eso tengo una enorme emoción con ver lo que hoy pasa con las chicas y los chicos, es lo mejor de lo que nos pasa. Claramente es una revolución con costos personales enormes. Sufrí muchísima violencia, discriminación. Pago muchísimos costos. Ser feminista en la Argentina tuvo y tiene costos altísimos, muy altos en lo personal, desde la crianza de los hijos con muchas inequidades, cargas personales, mochilas, desprecios, digo eso sin lugar a dudas. Y hoy también es muy emocionante ver el nivel de interés que genera. Venir a Mendoza, la cantidad de gente anotada, en la clase, la escucha atenta, las respuestas, las miradas hasta el brillo en los ojos te diría. Es muy emocionante, creo que es una devolución hermosa. Me pasa con mis propios hijos, Benito y Uma, con los chicos y las chicas jóvenes que tampoco se pueden masificar y homogeneizar porque realmente es un fenómeno muy interesante y muy hermoso el que pasa, incluso, con las niñas y los jóvenes.
¿Qué podés decirles a quienes están atravesando sus propios caminos de revolución feminista?
Yo creo que hoy el feminismo de los jóvenes, que sin duda por eso yo reconozco y no niego los enormes costos personales del feminismo, pero creo que hoy entre los adolescentes hay un feminismo más cercano al goce o a la pelea por el goce. Mi próximo libro se va a llamar “Putita golosa, por un feminismo del goce” y tiene que ver con eso. Si bien peleamos contra la muerte, el aborto clandestino, contra los femicidios, la violencia de género y nunca vamos a abandonar esas peleas, las jóvenes hoy, yo creo, que sin lugar a dudas están peleando por su goce, por vestirse como quieren, por ponerse mini-short, por ir a bailar, por viajar, por ser autónomas, por equivocarse. Ahí no tengo dudas que hay costos, pero hay un feminismo muy gozoso y que lucha por el derecho al placer. Entonces ahí veo un enorme aliento y sí, mi gran aliento es a no quedarse callada, a ser ambiciosa, a escribir, a ser solidarios, a no bajar la cabeza. A que esos costos y desprecios personales no impidan subir la cabeza, agarrar la pluma, escribir, agarrar la computadora, sacar fotos, hacer videos. Produzcamos nuestra voz.