La fecha fue propuesta por la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos-Desaparecidos (FEDEFAM) y aprobada en el 2006 por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (CDH ONU) en la ciudad de Ginebra, en Suiza.
El objetivo de esta conmemoración es mantener la conciencia mundial y advertir sobre la persistencia de la práctica de la desaparición forzada de personas por parte de los Estados, catalogada como crimen de lesa humanidad por la Organización de Estados Americanos (OEA) y las Naciones Unidas (ONU).
En Argentina se adhiere a esta conmemoración en 2007, por la ley 26.298 que en su texto remarca:
"Se entiende por desaparición forzada el arresto, la detención, el secuestro o cualquier otra forma de privación de libertad que sean obra de agentes del Estado o por personas o grupos de personas que actúan con la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado, seguida de la negativa a reconocer dicha privación de libertad o del ocultamiento de la suerte o el paradero de la persona desaparecida, sustrayéndola a la protección de la ley".
¿Qué es un desaparecido, una desaparecida? ¿Qué implica la figura de desaparecido/a en nuestro país?
El despliegue del terrorismo de Estado en la Argentina se basó en el plan sistemático de aniquilación del enemigo político a través -fundamentalmente- de la desaparición forzada de personas. La figura del desaparecido emerge con fuerza en la sociedad argentina como correlato del detenido/secuestrado ilegalmente por los grupos de tareas o patotas militares.
"Es un desaparecido, no tiene entidad. No está ni muerto ni vivo, está desaparecido... Frente a eso no podemos hacer nada" expresaba el dictador Jorge Rafael Videla en una conferencia de prensa en 1979 ante la pregunta de un periodista.
¿Qué es lo que desaparece?
Un individuo, un cuerpo. Sin embargo, como señala Mercedes Vega Martínez, la desaparición operó sobre un cuerpo individual y al mismo tiempo sobre la red de relaciones sociales, políticas, afectivas que sostenían a ese individuo. Es decir, “relaciones sociales que se rompen sobre cada uno de los cuerpos que han desaparecido, pero también sobre los cuerpos de los sobrevivientes.”
Para el sociólogo uruguayo Gabriel Gatti, “la figura del detenido-desaparecido es, en muchos planos, una figura difícil de pensar y de vivir. Habla de individuos sometidos a un régimen de invisibilidad, de hechos negados, de cuerpos borrados, de cosas improbables, de construcción de espacios de excepción.”
Tal fue la contundencia y efectividad de esta forma de violencia que se materializó en la desaparición de personas; la gran mayoría de ellas continúa bajo la denominación de desaparecidas, pues nunca se ha sabido su paradero ni se han hallado sus cuerpos. Algunos cuerpos fueron encontrados en fosas comunes, gracias al trabajo de búsqueda incansable de los organismos de Derechos Humanos y el invalorable aporte del Equipo de Antropología Forense.
Los juicios de Lesa humanidad en nuestro país han contribuido de manera determinante en los procesos de memoria y verdad; sin embargo, el pacto inescrupuloso de silencio de los genocidas aún no se ha roto. Es por ello que a más de 40 años de democracia, en cada juicio, ante cada tribunal, en cada marcha y en cada bandera, seguimos pidiendo que digan dónde están nuestros 30.000 compañeras y compañeros detenidos desaparecidos. Presentes ahora y siempre.
Referencias bibliográficas:
- Mercedes Vega Martínez: Socióloga UBA. Integrante del Equipo de Investigación sobre Subjetividad Social del Área de Conflicto y Cambio Social del Instituto “Gino Germani. Aletheia, volumen 3, número 6, julio 2013. ISSN 1853-3701 6 (Vega Martínez, 1997: 187).
- Gabriel Gatti Las narrativas del detenido-desaparecido (o de los problemas de la representación ante las catástrofes sociales). CONfines relación. internaci. ciencia política vol.2 no.4 Monterrey ago./dic. 2006
Link de interés para profundizar en el contexto local:
